5.11.09

XVIII
Le estalló todo el dolor en el oído. En el derecho. Le estalló toda la música en un estruendo pavoroso que lo dejó sin música. Le estalló el oído. Se le llevó pentagramas, silencios, corcheas más negras que nunca.
Pero se alzó, desde ahí se alzó, ya casi medio él, medio entre los sonidos de un Bach o de un paradójico Beethoven. En un rincón duermen los instrumentos torpes que nadie toca. Yo sospecho que de tanto en tanto los acaricia, como a mariposas muertas.

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